Escrito originalmente el Domingo 29 de febrero de 2004
Creo que fue como en 1963 o 1964
cuando se metió por primera vez la tubería de agua potable en el pueblo. En
parte lo recuerdo porque fue un poco tiempo antes de la entrada de la
electricidad. En ese tiempo estaba de gobernador Juan Gil Preciado, de quien mi
papá comentaba que tenía alguna relación con unos parientes con quienes
llegamos a vivir en Guadalajara. Es probable que la familia Cortés haya hecho
alguna gestión para lograr este servicio. Yo creo que en agradecimiento por
este apoyo del gobernador fue que luego se le puso el nombre de Juan Gil
Preciado a la calle que va al lado de la carretera.
Recuerdo un domingo en el que mucha
gente se reunió en El Tanque para inaugurar la obra que consistió en un
depósito para almacenar el agua, justo arriba del cuerpo de agua de El Tanque.
Luego había también un depósito un poco más abajo, por la calle que sale a la
parada de autobuses, frente a la huerta que después compró el portero de las
Chivas del Guadalajara: Gilberto “El Coco” Rodríguez. Mi papá llegó ese día comentando como había
estado el evento. Dijo que algún ingeniero había mencionado que el manantial de
agua de donde se surtía el sistema de agua potable era prácticamente
inagotable. Tengo idea de que fue en esa ocasión en la que al gobernador se le
ofreció una comida en una de las huertas del barrio alto. Convendría averiguarlo, porque no creo que
hayamos tenido en otra ocasión la visita de un gobernador que se haya quedado a
comer.
El sistema consistía en la
instalación de una llave de agua en las principales esquinas del pueblo. De ahí
la gente tenía que ir a llenar los cántaros y baldes para los diferentes usos.
Visto a la distancia, ahora recuerdo como todo mundo acostumbraba tomar agua
pegando directamente su boca al tubo de la llave; esto ahora nos parecería
seguramente poco higiénico, pero entonces nos parecía de lo más normal.
Como se imaginarán, la introducción
de este servicio fue visto como una señal indiscutible de que el pueblo estaba
progresando. El agua de este sistema era bastante deliciosa; la gente se sentía
orgullosa y se creía que este líquido era de mejor calidad que el que se tenía
en otras localidades cercanas. Recuerdo que en más de un intento hecho por mi
papá para escribir un corrido para el pueblo, incluía la mención del agua tan
especial que teníamos.
Luego se vino el tiempo en que la
gente tuvo mangueras en su casa. Ahí empezó el problema, pues varias señoras
querían estar colgadas de la llave por largas horas, mientras se terminaba de
lavar. Creo que nunca se pusieron bien de acuerdo y constantemente había
pleitos; por años persistió una situación difícil, hasta que se introdujo la
red casa por casa.
No recuerdo la fecha en que se
introdujo la red en las casas, pero pienso que debió haber sido a principios de
los 70s. La gente tuvo ya oportunidad de poner baños de regaderas y tasas para
el baño en sus casas y llaves de agua instaladas directamente en las tinas de
sus lavaderos y fregaderos. Para que esto fuera posible, fue necesario perforar
un pozo artesiano camino a El Campo, a un lado de donde ahora está la escuela
primaria.
Pese a este avance, la gente sintió
que la calidad del agua nunca fue igual a la que se tuvo con el primer sistema;
de ahí que todavía no hace mucho había quienes iban al depósito que está debajo
de El Tanque y llenaban recipientes para tomar; dejando el agua del resto del
sistema para las otras necesidades.
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