(Escrito originalmente el Domingo 11 de Marzo de 2007)
Ya en otra ocasión escribí algo sobre lo que significaba la Cuaresma para la gente de San Miguel, pero creo que se puede abundar un poco más sobre el tema, pues finalmente eran 40 días diferentes al resto del año.
El inicio de la Cuaresma, a través del Miércoles de Ceniza se tomaba con mucha seriedad. Había que encontrar un momento en la mañana, a la hora del recreo en la escuela, por la tarde o por la noche, pero pocas gentes se quedaban sin ir “a tomar ceniza” y a escuchar la lapidaria frase “…. polvo eras y en polvo te habrás de convertir”.
Desde antes de que llegara la Cuaresma mucha gente ya tenía planeado algo de qué iba a guardarla. Esto significaba hacer un sacrificio especial durante los 40 días de la Cuaresma, además de los ayunos y la abolición de las carnes rojas en los viernes. Se entiende que esto de guardarse 40 días de hacer una determinada cosa que te gustara era una manera de emular el ayuno que Jesucristo tuvo en el desierto, antes de los días de su pasión y muerte.
Había gente que guardaba la cuaresma de no tomar Coca Cola, de no ir al cine, de no vestirse de determinada manera, Etc. Algunos más valientes se atrevían a prometer dejar de fumar, o de oír la novela en el radio, lo que no siempre podían cumplir. Yo recuerdo haberla guardado en dos o tres ocasiones, aunque a veces uno lo que hacía era aprovechar el estímulo adicional religioso para hacer algo que ya desde antes había pensado hacer.
Abundando un poco más sobre el tema de las comidas; era curioso como se combinaban al mismo tiempo el sacrificio de no comer carne y hasta de privarse de algunos otros alimentos, con el gusto de comer otros más comunes en esas fechas. No se comían carnes, pero la gente que podía buscaba pescado; sardinas, atún, tortas de camarón, chiles para rellenar, lentejas, habas, además de la tradicional capirotada. Además de las tortas de camarón, a mi me gustaban también bastante los chiles rellenos y las tortas de arroz.
Había gente que tomaba el asunto más en serio y se cuidaba de no tener relaciones en toda la cuaresma y hasta de no encender la radio o hacerlo con un volumen muy bajo. No había muchas fiestas por esas fechas, y menos en viernes, así que aunque no quisieran muchos jóvenes tenían que dejar de ir a bailes.
En el templo las imágenes se cubrían con una pieza de tela de color morado. Nunca entendí porqué de ese color, ni tampoco porqué se cubrían, pero si propiciaban un ambiente de mucho recogimiento.
Creo que también para esas fechas se organizaban ejercicios espirituales, en los que misioneros y sacerdotes de otras partes iban y daban largas pláticas, dividiendo a la gente en grupos de niños, jóvenes o adultos. Total que cuando llegaban los días de la semana santa había un ambiente muy religioso en buena parte de la población, aunque siempre ha habido a quienes todo esto les resultaba completamente indiferente.
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