Siempre me ha parecido interesante saber de dónde le llegaban los
conocimientos a la gente de mi pueblo, por ejemplo los que tenían que ver con
la medición de los tiempos y la determinación de las mejores fechas para tareas
importantes, como por ejemplo sembrar, recoger cosechas, plantar un árbol, Etc.
En todo esto había obviamente una relación con las fases de la luna, de
las que la gente de antes estaba muy al pendiente, por eso siempre he dicho que
en nuestro pueblo y en nuestra generación volteábamos constantemente al cielo.
La gente ponía mucha atención al clima de los primeros 12 días del año,
tiempo de las famosas cabañuelas, pues se tenía la convicción de que el clima
de cada uno de esos días representaba como estaría el clima durante el mes
correspondiente. Por ejemplo, el clima del día 9 de enero representaría el
clima del mes de septiembre.
Algunas personas de mi pueblo eran consideradas sabias en este tema y
tomadas en cuenta (muchas veces sin que ellos lo supieran) en momentos de
decisiones importantes, como la hora de sembrar. Esto sucedía
especialmente en la siembra de temporal, en la que había que tratar de adivinar
cuando empezarían a normalizarse las lluvias. Había también algunos cultivos,
por ejemplo de hortalizas, que dependían mucho de saber si no iba a haber
heladas que acabaran con las plantas o redujeran fuertemente la producción.
Recuerdo que en el verano había un período de tiempo, más o menos a
finales de julio y principios de agosto, al que llamaban “la canícula”. Yo
nunca entendí muy bien en qué consistía y cuánto duraba, pero si me acuerdo que
la gente explicaba con eso la existencia de un período de tiempo en que había
más enfermedades del estómago y otras situaciones. “Es que ya entró la
canícula, decían”. A mi me daba la impresión de que los problemas de salud se
debían más bien a tanta mosca, a que en esas temporadas las vacas comían muchas
yerbas raras - y eso se reflejaba en la calidad de la leche- así como al
incremento del calor húmedo.
Parece que en realidad la palabra “canícula” se relaciona con los días
de mayor calor. También coincide con los días de agosto en que “hace un
veranito”, es decir, que deja de llover por algunos días y por tanto se
incrementa el calor; los días de este veranito a veces se hacen demasiados y
agarran a la milpa en pleno crecimiento. Después supe que la palabra “canícula”
viene desde tiempos inmemoriables y al parecer era una palabra que usaban ya
los romanos y tenía relación con la constelación Can Mayor, que en esa época
del año tenía una determinada posición en el cielo.
La gente se apoyaba mucho en los calendarios que distribuían en las
tiendas a los clientes más frecuentes. Y es que los calendarios en ese tiempo
no solamente se usaban para saber en qué día vivíamos; eran tomados muy en
cuenta para asignarles nombres a los recién nacidos y también para conocer las
fechas en que se iban a presentar las diferentes fases de la luna, o conocer
con anticipación el día en que iban a caer las fechas más importantes del año.
Había un calendario muy famoso que todavía se sigue publicando: El
Calendario del Más Antiguo Galván, que se publica desde el siglo XIX y que al
parecer dio continuidad a otro calendario que ya se publicaba antes.
En este calendario se explicaba, y se sigue explicando, con detalle
cuando iniciaban las estaciones, cuando había eclipses, cuáles eran las
principales festividades, tanto cívicas como religiosas, las ya mencionadas
fases de la luna, Etc.
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En
realidad era un calendario muy barato, pero había que aprovechar una visita a
Guadalajara para comprarlo y, por supuesto, la gente tenía otras prioridades
más inmediatas, como comer, calzar o vestirse.
Los calendarios que más me gustaban –y me siguen gustando- eran unos que
producía una empresa que se llamaba Galas de México. Según he leído, la etapa
en que se dio una mayor producción de esta empresa fue entre 1930 y 1960,
aunque todavía se ven muchos calendarios con esas litografías que presentan
cuadros muy nacionalistas, de pintores como el jalisciense Jorge González
Camarena y el chihuahuense Jesús Helguera.
A mí me fascinaban de esos cuadros los detalles con que se recogía la
realidad de la vida rural (en aquel tiempo la mayor parte de la población vivía
en localidades pequeñas) y sobre todo la forma de realzar nuestras bellezas y
el amor por nuestra patria. Algunas imágenes que he podido encontrar de estos
calendarios me parece que hacían un excelente llamado a nuestro nacionalismo,
resaltando símbolos que nos dan identidad, como la bandera, la Virgen de
Guadalupe y el traje de charro.
Por cierto que había algunos que me parecían que combinaban estas
imágenes con otras más perturbadoras, pues las mujeres de estos cuadros no
solamente eran bonitas, sino muy sensuales.
Según recuerdo, la mayor parte de los calendarios llegaban con anuncios
de empresas cigarreras, como La Tabacalera Mexicana, Cigarrera La
Moderna o Cigarros La Libertad. Esto era así porque estas
empresas apoyaban a los comerciantes que distribuían sus productos
obsequiándoles o dejándoles a buen precio los calendarios. Pero a veces esos
mismos calendarios eran mandados hacer directamente por los dueños de tiendas,
y hasta mi tío Lupe y mi tía Félix llegaron a mandar hacer calendarios bonitos.
Jesús Helguera tenía una serie de cuadros relacionados con nuestro
pasado prehispánico, quizá los más famosos eran los que representaban las montañas
del Popocatépetl y el Ixtacíhuatl
Además de que resaltaban nuestros mayores valores, me gustaba que estos
cuadros ilustraban momentos cotidianos, que nos parecían cercanos y familiares.
Recuerdo como me gustaba fijarme en los detalles de cuadros como éste de El
Rebozo, donde pueden verse animalitos y objetos con los que nosotros crecimos,
además de la forma tan clara con que Helguera retrató el orgullo de un hombre
por poderle comprar un rebozo a su mujer, así como el sincero júbilo de ella
por recibir un regalo, aunque pudiera parecernos muy modesto.
Aunque pareciera un poco contradictorio, a través de estos cuadros yo
empecé a percibir que México en realidad era un país con una diversidad de
regiones y de culturas.
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